Este martes se debatirá en la Cámara de Diputados de la Nación la norma que crearía un Sistema Integral de Cuidados. La Licencia para las madres se extendería a 126 días y los padres pasarían a tener de 2 a 15 días. También habrá contemplaciones para las familias diversas.
El 3 de mayo del 2022 ingresó, en el Congreso de la Nación, el proyecto de ley para crear un Sistema Integral de Cuidados de Argentina (Sinca). Nunca fue tratado. Más de un año después será analizado, el martes 16, a las 16 horas, en las comisiones de trabajo y mujeres y diversidad.
Ahora las madres tienen 90 días de licencia para la última etapa del embarazo, el parto y el puerperio. Un tiempo que está por debajo del mínimo que estipula la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Si la norma se aprueba las mujeres pasarían a tener 126 días para amamantar, cambiar pañales, levantarse de noche y aprender a vivir con un bebé a upa. En la sesión del martes, además del proyecto del Poder Ejecutivo, se van a tratar otras iniciativas que también buscan extender las licencias maternales y parentales.
Avance progresivo
Pero si el Sinca avanza los varones y personas no gestantes pasarían de la (irrisoria) cifra de 2 días (menos que un fin de semana largo) a 15, por lo menos para llegar a ir a comprar pañales y ayudar a calmar los primeros llantos y dar los primeros baños. Pero el beneficio iría in crescendo: en dos años la licencia se extendería a un mes y en cuatro años a 45 días. Las mejoras se prevén progresivas y en seis años ya sería de dos meses. Lo bueno tarda, pero llega: en ocho años los padres tendrían la misma licencia que hoy tienen las madres en Argentina: 90 días.
En el proyecto de ley de sistema de cuidados en ocho años los padres tendrían la misma licencia que hoy tienen las madres en Argentina: 90 días
En teoría, en el 2031, un papá tendría tres meses sin ir a la oficina, al taller, ni a la fábrica. Y no es que tendría que trabajar en su casa entre llantos y canciones de cuna. Se quedaría preparando mamaderas, sacando a pasear al bebé en cochecito o cocinando para que la mamá pueda amamantar. Pasar de un sábado y domingo -solo dos días- a un trimestre completito es un cambio radical entre una paternidad que apenas espía por la cerradura la llegada de un hijo a otra que va a zambullirse en la inmensa odisea de criar.
La extensión de la licencia por paternidad es uno de los puntos más importantes de la propuesta de un sistema de cuidados. Desde el regreso de la democracia se han presentado más de 100 pre-proyectos de ley para reformar el régimen de días no laborables. Daniel Jones, miembro de la Campaña Paternar y del Instituto de Masculinidades y Cambio Social resalta la importancia de la militancia para que ser padres no se entienda como un corto recreo: “Estamos promoviendo la ampliación de las licencias parentales desde 2021, antes de la presentación del proyecto de ley Cuidar en Igualdad, que fue en mayo de 2022″.
Jones interpela: “Los varones tenemos que involucrarnos (y algunos ya lo estamos haciendo) en la discusión pública sobre licencias parentales porque contar con más días de licencia nos daría mejores condiciones materiales para compartir ese tiempo tan importante con nuestros hijes para empezar a construir el vínculo y por una cuestión de igualdad de género, ya que al estar presentes podemos distribuir un poco más equitativamente las tareas de cuidados en esos primeros días, donde la sobrecarga es tan grande para la madre”.
Ejercer la paternidad
En ese sentido, Jones contextualiza: “Los feminismos han movilizado a mujeres y personas LGBT en Argentina, con mucha fuerza desde 2015. La agenda de los cuidados y la de las licencias es una oportunidad para que los varones nos involucremos personal y políticamente en los avances por la igualdad de género, un escenario en el que Argentina es vanguardia”.
Y subraya: “Es una cuestión de justicia social, pero también una posibilidad de transformación personal, a través del ejercicio comprometido y responsable de la paternidad, de nuestras propias masculinidades”. El derecho de paternar (de 15 a 90 días gradualmente según pasen los años desde la aprobación hasta que se cumplan 8 años de vigencia de la nueva normativa) también le corresponde a la persona no gestante si se trata de otra mamá o la pareja que no llevo biológicamente el embarazo en personas trans y no binaries.
Las familias diversas son parte de este proyecto en el que las licencias no son solo para un tipo de madre, sino para diferentes formas de criar, amar, concebir, amamantar y cuidar en amores plurales que están contemplados por la ley de fertilización asistida o de matrimonio igualitario que falta aggiornar en las licencias por nacimiento.
También la norma se adapta a las nuevas formas de reproducción. Ya no se va a buscar a la cigüeña para que llegue un bebé, ni se viaja a París. Pero no solo se dicen las cosas por su nombre, sino que las formas de concebir cambiaron y el tiempo para poder hacerlo también debe adaptarse en nuevas licencias. Por eso, el proyecto contempla una licencia de 2 a 6 días para cuidar o acompañar al cónyuge o conviviente que realiza técnicas de reproducción asistida y de de 3 a 10 días en el caso que tuviesen hijos/as menores de edad a cargo.
Otro cambio importante es que las personas que adopten (que hoy no tienen licencias, salvo provinciales o excepcionales) pasarían a tener 90 días para conocerse y empezar a ser mamá y papá de los hijos e hijas que llegan a sus vidas. Además de la licencia para cuando ya se adopta se abre la oportunidad de conocer a quién se va a adoptar y se crea una licencia, de 2 a 12 días por año, para quienes estén por adoptar para visitar al niño/a o adolescente al que se quiere maternar o paternar.
Argentina tiene ahora una oportunidad que a Europa ya se le paso y que, si no se aprovecha, para contener con leyes y derechos a las madres y a los padres, la oportunidad se va a pasar y se va a desbalancear la edad y la productividad de la población. Por eso, es importante aprobar en el 2023 la norma que extiende licencias y favorece a quienes quieren tener hijos, sin que sea una obligación, pero que sí sea una decisión contenida y respaldada por el Estado, el mercado y la equidad de género.