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BARBIROTTO OPINÓ SOBRE LA CONDENA POR EL CRIMEN DE BÁEZ SOSA

El Tribunal deberá probar “sin duda razonable” la premeditación y la alevosía para que Casación no modifique el fallo

El juez Penal de Niños y Adolescentes de Paraná conversó con RADIO LA VOZ tras conocerse la sentencia condenatoria del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 1 de Dolores a los ocho imputados por el asesinato de Fernando Báez Sosa. Sin conocer en profundidad el fallo, advirtió que “vamos a encontrar opiniones totalmente encontrados”.

Para Pablo Barbirotto, “para poder probar una premeditación, es decir, que un grupo de personas se juntaron y dijeron que iban a golpear a tal persona con la intención de darle muerte, el Tribunal tiene que probarlo sin ningún tipo de duda razonable; si no logra probarlo, es decir, que puede ser que no hayan tenido la intención de matar si no que esa premeditación fue para lesionar a la persona, debería estarse ante lo más atenuante para las personas acusadas”.

En el mismo sentido, “con la figura de la alevosía, sobre la que existen diferentes tipos de interpretaciones – continuó diciendo – que significa que se debe actuar sobre seguro sin ningún tipo de posibilidad de defensa. Ni siquiera en el caso de Lucio Dupuy, donde hablamos de un niño, donde podemos pensar también que si se trata de un niño, siempre va a ser con alevosía porque no tiene posibilidades de defenderse, la doctrina tampoco considera que ese caso es alevosía”, explicó.

“Si el Tribunal no logra probar, sin ningún tipo de duda, eso le correspondía probar a la Fiscalía y a la querella, de que eso es un plan premeditado para matar y que realmente existió alevosía, tiene que estar frente a otra figura más sencilla – agregó el magistrado – si no se puede probar fehacientemente, podría existir algo más cercano a un homicidio simple con dolo eventual”.

Profundizando sobre el concepto del dolo eventual, comentó a RADIO LA VOZ que “la persona se representa el resultado muerte pero, no tiene la intención de matar; independientemente de representarse ese resultado muerte, dice ‘yo no quiero matar’ pero si mato, acepto las consecuencias, por decirlo de alguna manera. Es decir, podríamos interpretar que, en principio, sería un homicidio pero, la intención no era matar pero se aceptó este resultado”.

En el supuesto planteado por el juez Pablo Barbirotto, “la pena sería de 8 a 25 años para los autores o coautores y para los participes secundarios, sería una pena del tercio de la mitad. También habría que tener en cuenta los distintos atenuantes y las circunstancias agravantes, que tiene que ver con la persona de los acusados”.

“No he leído el fallo completo – reiteró – pero el Tribunal tiene que demostrar en cada uno de los ocho imputados, la coautoría, la participación, la calificación legal y por que tiene en cuenta esa calificación”.

Volviendo al desarrollo del juicio, entendió que el defensor de los rugbiers, en su alegato final “le estaba hablando más a un tribunal de Casación que al propio tribunal que estaba juzgando, entendiendo que en este caso, por la presión mediática que existía, podía llegar a tener un resultado de perpetua”.

Según sostuvo Barbirotto a través de RADIO LA VOZ, “la mayoría de los que actuamos en el mundo del Derecho, entendemos que en Derecho Penal siempre es perder, acá no ganó nadie, es todo perdida. El Derecho Penal es un mal por otro mal, es decir, la pena es una amarga necesidad que llega después; no hay vencedores ni vencidos, todos pierden porque, por un lado está el homicidio de una persona en manos de otra que también va, de por vida por decirlo de alguna forma, a cumplir una pena”.

“La Justicia (penal) no va a dar una reparación, no va a devolver una vida, eso es imposible, la familia nunca va a tener una reparación, al menos que vaya por una sede civil y pueda obtener una indemnización que no es reparación, porque nunca va a reparar el hecho, la vida no se puede devolver; no existe plata para esos padres que puedan tener reparación”, dijo.

“Para que exista reparación en este tipo de hechos, tenemos que hablar de la Justicia restaurativa y, de lo último que habla la Justicia restaurativa es del encierro, es decir, trabaja con la víctima, el victimario y también con la sociedad en su conjunto”, señaló.

“Acá no ganó nadie, perdieron todos, perdimos hasta nosotros como sociedad”, reflexionó.

“El tribunal tiene que fundar su decisión bien certeramente y fuera de toda duda para poder mantenerla posteriormente – insistió Pablo Barbirotto en diálogo con RADIO LA VOZ – porque después va a un tribunal de Casación que, puede confirmar el fallo y, si no lo confirma, existe otra instancia más que es la Corte Suprema de Buenos Aires y, esas instancias ya son más acotadas, es decir, no es la audiencia tan pública como veíamos en estos ámbitos a través de la televisión y hay, quizás, menos presión en estos casos”, cerró.

Fuente: RADIO LA VOZ
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