La situación de Argentina fue el principal tema de la reunión entre Luiz Inacio “Lula” Da Silva, presidente de la República Federativa del Brasil, y la titular del FMI, Kristalina Georgieva.
El encuentro duró alrededor de 30 minutos y el presidente brasilero sostuvo que “el Fondo Monetario Internacional no tiene en cuenta las consecuencias sociales de los ajustes económicos”.
Aseguró además que la deuda externa con las condiciones impuestas por el FMI “destroza” a la Argentina, e intercedió a favor del gobierno de Alberto Fernández en el encuentro que se desarrolla en Hiroshima, Japón.
En su participación como invitado de la Cumbre del G7, que reúne a Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Japón; Lula expresó que “el endeudamiento externo de muchos países, que victimizó a Brasil en el pasado y hoy destroza a Argentina, es causa de una flagrante y creciente desigualdad, y requiere un tratamiento del FMI que considere las consecuencias sociales de las políticas de ajuste”.
La situación argentina se ha convertido en una bandera de Lula contra las políticas del FMI, pero también como parte de su discurso como actor global para impulsar reformas en las instituciones económicas y la ONU con un mundo antihegemónico, sobre todo con los BRICS como un nuevo polo multilateral.
“El sistema financiero global tiene que estar al servicio de la producción, el trabajo y el empleo. Sólo tendremos un crecimiento sostenible real dirigiendo esfuerzos y recursos hacia la economía real”, afirmó Lula en su discurso en la sesión plenaria del G7.
Sentado al lado del presidente de EEUU, Joe Biden, Lula fue la voz de los emergentes y subdesarrollados del mundo en la Cumbre, fustigando al “dogma neoliberal” en la economía global y reclamando el cese del estado actual de la división de poderes geopolíticos en la ONU y en el resto de los organismos internacionales.
“No tiene sentido hacer un llamado a los países emergentes para que contribuyan a resolver las múltiples crisis que enfrenta el mundo sin que se atiendan sus legítimas preocupaciones, y sin que estén adecuadamente representados en los principales órganos de gobernanza global”, expresó Lula, defendiendo un mundo multipolar y criticando la formación de grupos antagónicos. “No nos hacemos ilusiones. Ningún país puede hacer frente solo a las amenazas sistémicas actuales. La solución no está en la formación de bloques antagónicos o respuestas que incluyan sólo a un pequeño número de países. Esto será particularmente importante en este contexto de transición a un orden multipolar, que requerirá cambios profundos en las instituciones”.