El coordinador de la Unidad Ministerial de Programas y Políticas de Salud para Personas Mayores, Esteban Sartore, recordó que las personas mayores constituyen uno de los grupos poblacionales más vulnerables ante las altas temperaturas. En este marco, informó que en los últimos tiempos los servicios de salud han observado un incremento de las atenciones por deshidratación, golpes de calor e hipotensión; condiciones fácilmente evitables simplemente manteniendo una buena ingesta de líquidos.
El especialista remarcó la importancia de mantener una buena hidratación, sobre todo en el caso de las personas mayores quienes, con la edad, van perdiendo la capacidad de sentir sed. Una buena idea, señaló Sartore, es tener algún tipo de medición (por ejemplo, tener cuatro botellas de agua de medio litro en la heladera para consumir a lo largo del día) y así poder hacer un seguimiento del líquido que se ha bebido.
Otras pautas de cuidado consisten en eludir la exposición prolongada al sol y evitar la actividad física en el horario de entre las 9 y 17; usar ropas claras y holgadas; evitar las bebidas alcohólicas, azucaradas y con cafeína (tomar agua o jugos exprimidos).
Al dar cuenta de los signos que presentes en un golpe de calor, el profesional precisó que estos trastornos se evidencian en la piel enrojecida y caliente al tacto; dificultad para respirar; náuseas o vómitos y aumento de la frecuenta cardíaca.
En estas situaciones se debe poner a la persona a resguardo del sol; ofrecerle agua; mojarle la cabeza y la nuca. En caso de que la persona haya perdido el conocimiento y no responde a estímulos, se debe consultar de inmediato al médico o servicio de emergencias.